Sacred abuse.

 

En el sur de la India miles de niñas son dedicadas a la prostitución bajo el nombre de la Diosa hindú Yellamma (diosa de la fertilidad). Tras el ritual de iniciación las niñas pasan a estar casadas con la divinidad convirtiéndose en “Devadasis” de por vida, negándoseles la posibilidad de casarse con un mortal. A partir de ese día quedan disponibles para los hombres de la comunidad que lo deseen a cambio de dinero. Estas niñas, Devadasi, entregadas a la Diosa por sus padres, son el sustento económico de su familia. Y, con el devenir del tiempo, cuando no puedan continuar como trabajadoras sexuales, su futuro será mendigar por las calles y templos.

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En la antigüedad las Devadasis eran mujeres cultas, instruidas en música clásica y danza. Consagradas a los templos, se ocupaban de los rituales y cuidados de los mismos, y gozaban de un alto estatus social. Cuando una mujer Devadasi visitaba, fuera del templo, un lugar, casa o establecimiento los residentes lo consideraban un alto honor ya que representaba a la mismísima diosa Yellamma.

A partir del siglo X toman relevancia social y su vida pasa a transcurrir también mas allá de los muros de los templos, siendo invitadas a fiestas de la alta sociedad india para bailar en los lujosos patios de los palacios y residencias de los marahas y príncipes locales.

Esta tradición centenaria se ha desvanecido con el devenir del tiempo de la mano de los cambios sociales, políticos y la perdida del poder de los antiguas reinos hindús tras las invasiones de culturas llegadas de Asia occidental y el colonialismo británico.

La destrucción de los templos por parte de los invasores provoco el desmoronamiento del mundo de las mujeres Devadasi y consecuentemente que estas se quedaran sin sus medios de sustento, viendose obligadas a una vida de pobreza, miseria y prostitución convirtiéndose ésta en su forma de sobreviviencia, buscando amparo y consuelo en la tradición religiosa.

En la actualidad se estima que hay unas 50.000 Devadasis repartidas en diferentes estados del sur de la India, mayoritariamente en los estados de Karnataka y Andra Pradesh.

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Renuka, fue iniciada cuando tenia 14 años, el mismo año en el que alcanzo la pubertad. Proviene de una familia de Devadasis, siendo miembro de la cuarta generación. Tras convertirse en Devadasi se fue a vivir a Bombay ya que la situación económica en casa era muy complicada. En Bombay ejercicio como prostituta en diferentes burdeles hace mas de 30 años. Cobraba dos rupias por cliente lo que la obligaba a tener que trabajar muchísimo para poder cubrir sus gastos. Por día atendía entre diez y quince hombres.

En la actualidad el precio por servicio en zonas rurales es de 200 rupias lo que equivale aproximadamente a 2,30 euros; y en las grandes ciudades de 600 rupias .

La simiente de la tradición de entregar a las niñas de una familia al templo tiene distintos orígenes siendo en la actualidad mayoritariamente el factor económico la motivación predominante disfrazada bajo rituales culturales y de tradición al amparo de argumentos tan dispares como puede ser por ser descendiente de una Devadasi, por que se le ha descubierto un nudo en el cabello símbolo de la llamada de la diosa o simplemente como ofrenda en agradecimiento a esta.

Muchas familias entregan a una de sus hijas escogiendo aquella con rasgos mas armoniosos, asegurándose así la buena aceptación por parte de los futuros clientes. En todo ello tiene un rol mediador la figura de la “Jogathis” . Son mujeres de edad que ejercen de medium entre la diosa y los mortales. Podemos reconocerlas por el nudo de pelo (rasta gigante) que llega en algunos casos hasta la rodilla.

Risma fue ofrecida a la Diosa Yellamma a los 12 años, su madre era Devadasi. Me cuenta que gracias a Yellamma puede obtener comida, regalos y dinero. Tiene una hija de 11 años que va a la escuela. No quiere dedicarla ya que quiere que estudie y consiga un empleo digno. Es por ello que ella sigue trabajando y así pagar los estudios de su hija a pesar de estar infectada de sida. Es el único camino que tiene, de lo contrario, no tendrá otro remedio que entregar la niña a la Diosa para poder sobrevivir.

Las Devadasi construyen familias monoparentales, son colectivos de mujeres vulnerables que solo cuentan con sus propios recursos económicos y escasa ayuda externa. Todo ello las ha llevado, en el presente, a organizarse.

En la actualidad distintas ONG's trabajan en la región promoviendo y velando por los derechos de las mujeres Devadasi. A través de estas, reciben asistencia y soporte emocional; destapando la violencia que estas mujeres sufren bajo el estigma social. Así mismo se han creado bancos exclusivos para mujeres Devadasi (por motivos de casta y condición social no pueden acceder al sistema bancario nacional) donde pueden depositar el dinero evitando así que otros integrantes de su familia como hermanos o padres se lo quiten.

A pesar de ser ilegal desde el 1988 la practica del sistema Devadasi continua muy arraigado en las zonas rurales de estos estados de India en gran parte debido a la falta de información y la propia situación de miseria de dichas zonas.

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